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sábado, 21 de diciembre de 2019

Nocturno, de Gerardo Molina




























Amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.
No habrá fulgor insomne que no sueñe contigo,
rezuma cada astro la pasión de mi alma.


De memoria tan fiel, tiene cada latido,
efímero y terreno, celeste resonancia,
deseos vagabundos y olvidados deliquios
el trémulo perfume guardado por mil arcas.


Y el beso, el primer beso, fulge como un divino
rubí de luz que solo los Cielos constelara.
Amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.


La estelar armonía: siderales caminos,
mundos etincelantes, miríadas fantásticas,
son suspiros y quejas y sueños infinitos
y voces febricientes apenas pronunciadas.


Porque atesora el cosmos como un inmenso espíritu
las gigantes y ardientes tempestades del alma,
amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.


Gerardo Molina

viernes, 6 de diciembre de 2019

Hija del viento, de Alejandra Pizarnik



Han venido.
Invaden la sangre.
Huelen a plumas,
a carencias,
a llanto.
Pero tú alimentas al miedo
y a la soledad
como a dos animales pequeños
perdidos en el desierto.

Han venido
a incendiar la edad del sueño.
Un adiós es tu vida.
Pero tú te abrazas
como la serpiente loca de movimiento
que sólo se halla a sí misma
porque no hay nadie.

Tú lloras debajo del llanto,
tú abres el cofre de tus deseos
y eres más rica que la noche.

Pero hace tanta soledad
que las palabras se suicidan.

Alejandra Pizarnik

jueves, 5 de diciembre de 2019

El patio de atrás, de Noemí Merlo Barchiesi



Silvana Oliveira

Llegué al patio de atrás y el universo
desplegó sobre él su travesía.
Hay fiesta de colores en el cielo
y el viento junto a mí su voz agita.
Se despegan escombros desterrados
del rincón donde moran las hormigas,
los cuerpos oscilantes de lombrices
se pierden por la tierra en las estrías,
también hay incrustados en el barro
ladrillos festoneados de gramilla.
Enhiesto se mantiene el rudo cardo
con sus flores azules y agresivas.
Monarcas del espacio, los gorriones
se aferran a las ramas que se inclinan
y observan al juguete que, aunque roto
los rigores del tiempo lo lastima.
Por la tapia, el jazmín sus brazos trepa
hasta el borde hermanado de llovizna.
Con mis manos sostengo un manto verde
aromado de blancas estrellitas.
Un gozo singular en mis entrañas
incentiva mi errante fantasía
y regreso a mi casa con mis sueños
y esta carga de amor hacia la vida.

Noemí Merlo Barchiesi


martes, 19 de noviembre de 2019

Paisanos Hazañosos, de Gerardo Molina



Los cuentos de Gerardo Molina son del pago y para el pago, hecho que, lejos de circunscribirlos, los universaliza  porque el mundo está lleno de "patrias chicas", y cuando un autor se ocupa de cualquiera de ellas, se ven reflejados como en un espejo los lectores de todas. Las anécdotas, independientemente del lugar en que ocurran, son o merecen ser patrimonio de la humanidad...

                                                           (Proemio  De Pesca y Cacería---Abel Soria)

Comparto con todos ustedes dos relatos breves y un poema de su libro "Paisanos Hazañosos" (Planeta, 2018)

UN AMANECER CHACARERO

La campiña cerrillense en invierno. Amanece entre cristales quebrados. Se oyen, lejanas, las campañas del pueblo. Don José, que ya estaba pronto para entrarle a los surcos, le grita a su ahijado algo remolón: "¡Apurate, gurí, con esos güeyes, que ya está el cura picando las rejas"!

ATARDECER 

Ahíto, el gusano de hierro que horadaba la tierra se ha dormido. Su bronco ronquido despierto ya no inquieta a las aves. El campo vuelve en su frescura natural y exhala jubiloso los perfumes milenarios del ocaso.

NOCHE

Sobre el campo riela una luz seráfica.
El horno, con su ojo insomne,
Vela en el patio de la vieja casa.


"Paisanos hazañosos" nos trae la tradición, el folclore de un país que puede ser también el nuestro. Argentina y Uruguay, hermanos. Muchos diálogos me recuerdan al "Martín Fierro" de José Hernández y su manera singular: el lenguaje popular y rural de otras épocas. Sin duda, un libro que merece un lugar de privilegio en las escuelas. Felicitaciones querido amigo.

Me envió también de regalo dos libros más: "A la sed de los vientos" ( poemas en español e italiano) y "Breverías" (poemas). Iré publicando algunos sonetos más adelante.

Gracias Gerardo por el diario donde salió publicado mi cuento "Doctrina del pensamiento" (Uruguay, 2019)



domingo, 10 de noviembre de 2019

Doña Primavera, de Gabriela Mistral






Doña Primavera
viste que es primor,
de blanco, tal como
limonero en flor.

Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas,
unas fucsias rojas.

Doña Primavera
de manos gloriosas
haz que por la vida
derramemos rosas:

rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño
y de abnegación.

Gabriela Mistral


viernes, 25 de octubre de 2019

Inicial, de Gerardo Molina



















A Rubén Darío

Prosas Profanas aureoló mi frente
Con rubíes tornátiles de oro
Y ungió su agua –manantial sonoro-
Mi espíritu de luz adolescente.


Y, no es extraño, entonces, el torrente
De mi verso brotó junto al canoro
Arroyo, en cuyo vegetal tesoro
Mi paso vaga aventuradamente.


Y, tampoco es extraño, la poesía
Debió dárseme así, un claro día
De manos del liróforo Rubén.


Y a la Eva eternal, única y sola,
Que me diera su libro, al fin, tornola
Azul princesa de mi canto. Amén.


Gerardo Molina
(Foto cedida por el autor)

domingo, 22 de septiembre de 2019

Versos de Susana Cattaneo





A través del muro
                               pasa el barco de la nostalgia.
                 Sella una era detrás del cielo.
                             Una marca indescifrable
           queda en la pared.
Brillos de crisálidas
anuncian
                         el nacimiento 
                                          de otro origen.



Susana Cattaneo

domingo, 15 de septiembre de 2019

Infancia, de Mercedes Careggio




Sobre los techos, la lluvia
transparente guitarra enamorada.
Por el camino rojo, interminable,
el invierno...
¿Qué más sereno que el hogar?
¿Qué otro aroma mejor que aquella leña?
¿Qué más quisiera que volver?

Ah! infancia!
Hoy me pareces ajena.

Gran pájaro gris,
el molino, majestuoso y plañidero.
Hasta el laurel,
desde los viejos pinos,
la lluvia,
el sol,
nada más.

Entre el calor del hogar
y mi libro de versos,
las manos de mi madre
tejiendo.

¡Infancia!
Qué lejana!
A veces recuerdo...
Huelo hierba, jazmín,
tierra mojada.
Tiemblo.
El niño que alguna vez fui
vierte lágrimas por los ojos
de la soledad
que soy ahora.

Mercedes Careggio


sábado, 14 de septiembre de 2019

Pensamientos...










"No se pasa de lo posible a lo real sino de lo imposible a lo verdadero" María Zambrano, 'Filosofía y poesía' © Roger Viollet

jueves, 29 de agosto de 2019

Estación de Letras---Irela Perea




Podrías venir a traerme canciones
que me hacen falta.
Podrías traerme tu risa,
un libro de poesía,
incienso y un par de mantas.
Podrías llegar
a quitarme el frío
con toda la ternura de tus manos abiertas.
Podrías venir,
aunque fuera sin nada,
aunque no tuvieras permiso,
ni el tiempo, ni la manera...
pero podrías venir
a quitarme estas ganas
de ser yo tu casa.
Podrías venir
y podrías quedarte,
para no despertarme más
llorando
porque me haces falta.



Irela Perea
-Estación de Letras-


domingo, 28 de julio de 2019

Era otoño en París, de Gerardo Molina



























Era Otoño en París y nos amábamos
Con un amor maduro hecho de sueños jóvenes
(en otro lar del mundo tuvimos veinte años
Y te amamos, París, sin conocerte).


Era Otoño en París y nos amábamos:
Ventana abierta al cielo y las estrellas
Y por los bulevares
Un trashumante breviario amarillento
(ayer de hojas airosas, pétalos ruborosos
Y asombradas corolas).


Pentagrama que al viento dibujó su armonía
Fue nuestro amor maduro hecho de sueños jóvenes,
Era Otoño en París y nos amábamos.


La dicha nos tocaba sin saber, sin pensarlo
Y una lluvia sutil sobre nuestras cabezas
Desleía su canto que atravesó los siglos
Para decirle al mundo que el amor es eterno;
Versátil y mudable, igual y diferente,
Pero siempre el Amor
Eterno y solo.


Despertamos los sueños en tus calles dormidas,
Tus azules fantasmas, tu misterio más hondo.
Y ensoñando mis versos junto al Sena,
París, la mariposa de tu nombre
Bordé en mi corazón.


Gerardo Molina

lunes, 1 de julio de 2019

Vaguedades, de Rosalía de Castro




Cuando era tiempo de invierno,
pensaba en dónde estarías;
cuando era tiempo de sol,
pensaba en dónde andarías.
¡Ahora... tan sólo pienso,
mi bien, si me olvidarías!

Mas ve que es mi corazón
una rosa de cien hojas,
y en cada hoja una pena
que vive apegada en otra.

Quitas una quitas dos:
penas me quedan de sobra;
hoy diez, mañana cuarenta,
deshoja que te deshoja...

¡El corazón me arrancaras
si las arrancaras todas!

Rosalía de Castro

viernes, 14 de junio de 2019

En un ejemplar de "Les Chants de Maldoror"



Debajo de mi vestido ardía un campo de flores alegres como los niños de la medianoche.
El soplo de la luz en mis huesos cuando escribo la palabra tierra. Palabra o presencia seguida por animales perfumados; triste como sí misma, hermosa como el suicidio y que me sobrevuela como una dinastía de soles.


Alejandra Pizarnik
De El infierno musical (1971)

sábado, 25 de mayo de 2019

En paz, de Amado Nervo





Muy cerca de mi ocaso,
yo te bendigo, Vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida
ni trabajos injustos ni pena inmerecida;
porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;
que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas,
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.
...Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno;
¡más tú no me dijiste que mayo fuese eterno!
Hallé sin duda largas noches de mi pena;
mas no me prometiste tú sólo noches buenas,
y en cambio tuve algunas sanamente serenas...
Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes!¡Vida, estamos en paz!

Amado Nervo


martes, 23 de abril de 2019

Ritual, de Gerardo Molina




Aún soñoliento, el pueblo
al sol de la mañana,
reparte como un pan hacia los cuatro rumbos
el necesario ritual de la jornada.


La luz encienden de su polvareda
rutas y calles y caminos de chacras.
El ruido de motores, silbos, diálogos,
dispersos ya, se alejan y se acallan.


Y todos van llegando a su destino:
al surco y a la escuela, al taller y la fábrica.
El sol asciende como una fruta rubia
en el aire redondo de distancias.


Alborotos, silencios, vuelven a juntarse
cuando la tarde casi noche llega.
Feliz, gozoso, con humildes galas
el pueblo los espera.


Y el mate amargo
-recién henchida su olorosa yerba-
en cada mano fulge, fraternal,
con luz de estrellas.


El ritual, inaugurado al alba,
prolonga sus afectos en la rueda.



Gerardo Molina gerardomolinacastrillo@gmail.com

jueves, 18 de abril de 2019

A media vida, de Alejandro G. Roemmers




A media vida llego presuroso
esclavo de aprendido pensamiento.
Son ideas apenas el sustento
que alimenta el vacío tenebroso.

A media vida arriesgo, poderoso,
liberar de su jaula el sentimiento:
transformaré en amor cada momento,
perdonaré en su credo generoso.

Porque aposté a ganar y jugué en vano
hasta entrever que, aliadas en la mano,
risa y llanto son cartas de la muerte.

Agradezco el escollo superado,
al Ángel que paciente está a mi lado,
a media vida aún y a media muerte.

Alejandro G. Roemmers

miércoles, 27 de marzo de 2019

La pitanza, de Gerardo Molina


J.F.Millet



Con una tarda yunta, arando en lontananza,
te vio el albor primero, y el rayo vespertino
postrer, sobre la tierra, te verá, campesino
que siembras como un dios el pan y la esperanza.


Cuando media la tarde, según la tosca usanza,
hierático, desunces el mísero y cansino
par de bueyes que triscan a un lado del camino
mientras tú saboreas la sencilla pitanza.


Labrador, ¿me recuerdas?... Alguna vez, de niño,
te acerqué la vitualla que, con leal cariño,
compartiste en silencio conmigo... La distancia


aún trasciende a ternuras de mano femenina:
queso y pan, y la glauca bebida cristalina
que sabe a los más puros recuerdos de la infancia.


Gerardo Molina





“En ‘La Pitanza’ tu verso descubre para nosotros la bucólica poesía de la pausa de ese dios-labrador que en la tarde desunce los bueyes para probar el humano placer del cariño de la mujer distante, del niño presente, de la merienda frugal en la tarde calor, color y luz- envolviendo las figuras profundamente humanas, en esa hora en que descansa el hacedor y las cosas cobran vida y sentido.”


Dr. Mario Icasuriaga
(narrador y poeta- Canelones- Uruguay)


“El soneto ‘La Pitanza’ es la obra cumbre de Gerardo Molina. El recuerdo que él hace es precioso. Vemos pasar el día en los
ondulados campos cerrillenses, allí está el campesino que hace un alto en la jornada y que, tras soltar los nobles animales que le acompañan, recibe al niño que le lleva su merienda. ¡Qué cuadro más hermoso! Sin duda alguna digno de la paleta de Jean Francois Millet. (1)
Iván Aarón
(Novelista chileno)



(1) Jean Francois Millet, pintor y paisajista francés (1814-1875.