Entradas populares
-
Ha oscurecido muy pronto. Me perjudica extrañarte. El tiempo rápido pasa y ya es lejana la tarde. Se me ocurren mil razones que pudieron r...
-
Yo soy, quizás lo fui, un loco enamorado, y el poeta, de unos sueños juveniles que querían ver la vida, rescatados de los ojos y los lab...
-
Una noche una noche toda llena de perfumes, de murmullos y de músicas de älas, una noche en que ardían en la sombra nupcial y húmeda, las ...
-
Luca-S En el café lloraban los violines entre un cascabeleo de cristales. -¿Flores señor? Hay rosas y jazmines... musitaron do...
-
Emile Munier El niño estuvo y estará siempre.. El niño estará en la choza, en el palacio, en el iglú, en el rancho, e...
-
Los cuentos de Gerardo Molina son del pago y para el pago, hecho que, lejos de circunscribirlos, los universaliza porque el mundo está...
-
Partir en cuerpo y alma partir. Partir deshacerse de las miradas piedras opresoras que duermen en la garganta ...
-
Chateau de Fleurs Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales ...
-
Ella impulsa de modo diferente su moreno perfil con nuevo brío, y el Mascarón la mira fijamente cuando le da su cabelle...
-
Una luciérnaga encendida pone luz ante mis ojos, es éste el momento de violetas y de sombras. Es también el anochecer de mi vida. ...
sábado, 21 de diciembre de 2019
Nocturno, de Gerardo Molina
Amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.
No habrá fulgor insomne que no sueñe contigo,
rezuma cada astro la pasión de mi alma.
De memoria tan fiel, tiene cada latido,
efímero y terreno, celeste resonancia,
deseos vagabundos y olvidados deliquios
el trémulo perfume guardado por mil arcas.
Y el beso, el primer beso, fulge como un divino
rubí de luz que solo los Cielos constelara.
Amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.
La estelar armonía: siderales caminos,
mundos etincelantes, miríadas fantásticas,
son suspiros y quejas y sueños infinitos
y voces febricientes apenas pronunciadas.
Porque atesora el cosmos como un inmenso espíritu
las gigantes y ardientes tempestades del alma,
amor, en estas noches luminosas de estío
que cada estrella diga mi amor en tu ventana.
Gerardo Molina