Entradas populares
-
Recuerdo muy bien aquel mundo de agua donde empezó mi vida. Lo recuerdo porque puedo imaginarlo, porque pue...
-
Con la tarde se cansaron los dos o tres colores del patio. La gran franqueza de la luna llena ya no entusiasma su habitual ...
-
Doña Primavera viste que es primor, de blanco, tal como limonero en flor. Lleva por sandalias unas...
-
El mensaje de la tarde o La esperanza La tormenta ha cerrado sus párpados sombríos sobre el curvo horizonte y la luz que agoniza. Yo recoj...
-
Miguel Peidro Cabe un hilito de lluvia En la cometa del alba Me fui –gurí aventurero- A regustar la fragancia De un breve patio de tierra ...
-
Obra cómica del dramaturgo francés Edmond Rostand (1868-1918), inspirada en la vida de un soldado y escritor del siglo XVII. Cyr...
-
RESEÑA DE “TERRUÑO” Por Luján Fraix En la Tierra no hay cielo, pero hay partes de él. Jules Renard. Acabo de terminar de leer el libro que...
-
El sol con sus rayos rojos ya no brilla, ya no arde; que está dormida la tarde y está dormida en tus ojos. Al morir, c...
-
Japonismo, de Verónica Calvo. Un libro especial como su autora. Ya había leído Las pequeñas esencias hace un tiempo pero siento que J...
jueves, 18 de abril de 2019
A media vida, de Alejandro G. Roemmers
A media vida llego presuroso
esclavo de aprendido pensamiento.
Son ideas apenas el sustento
que alimenta el vacío tenebroso.
A media vida arriesgo, poderoso,
liberar de su jaula el sentimiento:
transformaré en amor cada momento,
perdonaré en su credo generoso.
Porque aposté a ganar y jugué en vano
hasta entrever que, aliadas en la mano,
risa y llanto son cartas de la muerte.
Agradezco el escollo superado,
al Ángel que paciente está a mi lado,
a media vida aún y a media muerte.
Alejandro G. Roemmers