Entradas populares
-
Ha oscurecido muy pronto. Me perjudica extrañarte. El tiempo rápido pasa y ya es lejana la tarde. Se me ocurren mil razones que pudieron r...
-
Yo soy, quizás lo fui, un loco enamorado, y el poeta, de unos sueños juveniles que querían ver la vida, rescatados de los ojos y los lab...
-
Una luciérnaga encendida pone luz ante mis ojos, es éste el momento de violetas y de sombras. Es también el anochecer de mi vida. ...
-
Luca-S En el café lloraban los violines entre un cascabeleo de cristales. -¿Flores señor? Hay rosas y jazmines... musitaron do...
-
Emile Munier El niño estuvo y estará siempre.. El niño estará en la choza, en el palacio, en el iglú, en el rancho, e...
-
In memoriam Invade la espesura, de tu piano, su ángel redivivo, “Para Elisa” Y tu alma beso, trémula, en la brisa ...
-
Quisiera esta tarde divina de octubre pasear por la orilla lejana del mar; que la arena de oro, y las aguas verdes, y los cielos pur...
-
El sol con sus rayos rojos ya no brilla, ya no arde; que está dormida la tarde y está dormida en tus ojos. Al morir, c...
-
Chateau de Fleurs Volverán las oscuras golondrinas en tu balcón sus nidos a colgar, y otra vez con el ala a sus cristales ...
-
¿Por qué se sufre?. Por lo demasiado, por lo insuficiente, por la nada y hasta por lo justo. *** No admito que se pue...
viernes, 25 de octubre de 2019
Inicial, de Gerardo Molina
A Rubén Darío
Prosas Profanas aureoló mi frente
Con rubíes tornátiles de oro
Y ungió su agua –manantial sonoro-
Mi espíritu de luz adolescente.
Y, no es extraño, entonces, el torrente
De mi verso brotó junto al canoro
Arroyo, en cuyo vegetal tesoro
Mi paso vaga aventuradamente.
Y, tampoco es extraño, la poesía
Debió dárseme así, un claro día
De manos del liróforo Rubén.
Y a la Eva eternal, única y sola,
Que me diera su libro, al fin, tornola
Azul princesa de mi canto. Amén.
Gerardo Molina
(Foto cedida por el autor)