No sé tu nombre
sólo sé la mirada
con que lo dices.
Dame cobijo
con toda la ternura
que te he prestado.
Llueve sin ruido
pero bajo el paraguas
funciona el beso.
En foto sepia
estabas vos y el tiempo
se fue contigo.
Pasan las nubes
y el cielo queda limpio
de toda culpa.
Desde el espejo
mis ojos no me miran
miran el tiempo.
El propio Benedetti
reconoce que escribir los haikus-esa forma lírica japonesa-
comenzó siendo un juego y finalizó convirtiéndose en un desafío.
Entre las dificultades a vencer estaban:
la brevedad y la necesidad de incluir sus obsesiones
en tan pocas palabras.
El resultado es este retrato de sensaciones, paisajes
y sentimientos, dibujado desde pequeñas anécdotas
y bellas imágenes.