Thomás Kinkade |
Sueño con un refugio
que no existe,
con un camino, sin señales,
por el que voy errante.
Sueño con un paisaje amarillo
y una presencia como un velo,
sueño con un collar de mariposas blancas,
un patio ensimismado de secretos,
un sol que cruza la ventana
y se detiene,
un poema urdido entre glicinas
y el temblor de la lluvia en el ocaso.
Sueño con un estremecido vuelo,
una sombra,
una llave que abre un beso en cualquier boca,
sueño con un fulgor,
un destello del alba en el espejo.
Sueño con un tímido susurro
y un perfume de sonidos
que despiertan.
Zulema Carranza