El mensaje de la tarde o La esperanza
La tormenta ha cerrado sus párpados sombríos
sobre el curvo horizonte y la luz que agoniza.
Yo recojo un pedazo de azul para mi canto,
última flor incólume de la tarde que muere.
Pero este azul pequeño puede llenar el mundo
y vencer las tinieblas y triunfar de la muerte.
¿Cuántos son los que pueden -como yo en este instante-
recoger el mensaje de la tarde que muere?
Si el corazón es sabio develará el enigma.
Si el alma es sensitiva la inundará su luz.
No hay cabida en mi frente para el mal ni la sombra.
¿Qué importa que la tarde ahonde su tristeza?
¿Qué importa que la noche agigante sus pasos?
La esperanza es un rayo de sol en la borrasca.
Gerardo Molina
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Para el adolescente que se murió de amor
Cuando daban las frondas su memorial de oro
a la sed de los vientos, de rústicos pastores
dolía el caramillo doloridos dulzores
invadiendo las selvas su desolante lloro.
Las Dianas, Silvias, Filis y Amarilys en coro
por la floresta umbría contaron tus amores
ante el asombro mudo de alados parladores
tal como si admirasen centellar un meteoro.
¡Oh, adolescente anónimo! Tu corazón exhausto
de amar, a la Implacable se brindó en holocausto,
tan frágil y tan puro como una rosa en flor.
¡Y es por tu valentía ante el mundo engañoso
que tu ideal resplandece, vencido victorioso,
en todos los mortales que amamos el amor!
Gerardo Molina