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domingo, 8 de mayo de 2022

Reseña de "Terruno", de Gerardo Molina en el diario "Hoy Canelones" de Uruguay

 

RESEÑA DE “TERRUÑO”
Por Luján Fraix
En la Tierra no hay cielo, pero hay partes de él. Jules Renard.
Acabo de terminar de leer el libro que me envió desde Uruguay el profesor, escritor y poeta Gerardo Molina.
Agradezco su generosidad, siempre tan presente. Un maestro de las letras. Su libro "Terruño" tiene que ver con él, con el amor a su tierra, y está cargado de emociones y de homenajes a su familia. Muy emotivo y entrañable, nostálgico.
Es un libro para disfrutar y para aprender, para llevar a los colegios porque tiene todo ese bagaje de sueños y de recuerdos, pero también nos enseña a escribir versos clásicos, a conocer otra forma de comunicar sentimientos. Yo siempre digo que existen infinitos caminos para llegar al lector y está muy bueno aprovecharlos.
Gerardo Molina nos trae en cada una de las páginas de su libro toda una vida de recuerdos queridos, la felicidad en cada momento simple, el ayer y el hoy entrelazados con vivencias auténticas, sencillas, cinceladas con sus manos maestras… Es el pintor de su pueblo y de la llanura, de los montes con su canto y de los labriegos.

ESTAMPA
El pago solariego de mi abuela:
los ranchos, grandes árboles, el pozo;
en el patio ya están desperezándose
los niños. El petiso aguarda, pronto,
y el camino de luz hacia la escuela.
Sobre los surcos, el labriego tiende
el arco luminoso de su siembra.

Y es allí donde deja su impronta, en la tierra amada.
Me recuerda a mis antepasados y a mi querida bisabuela Melanie, a mi padre, que amaba ese suelo con la vehemencia de quien todo lo da sin miramientos.
Así es nuestro poeta Gerardo Molina: el autor entrañable de su propio universo y lo entrega como aquello que amará por siempre más allá del tiempo.
Dice María García Marichal: “Terruño” es la expresión más cabal de un hombre que se ha destacado por lo prolífico de su creación, por su proceso de camino hacia la madurez literaria y por la capacidad de embellecer con el don de su palabra cada aspecto de la vida sencilla de un pueblo y su entorno rural, de su propia historia personal y la de su gente, de los sentimientos más paradigmáticos del ser humano en cada etapa de la vida.

ÁRBOL TUTELAR

Lacia cabellera al viento,
la centenaria palmera,
vela por mis pasos, desde
el lugar de mi nacencia.
De aquellas “casas”, el tiempo
todo borró… nada queda,
…sólo ella nos da, cada año,
sus butiás como una ofrenda.
Árbol tutelar, Dios guarde
tu ser y sobre la tierra
que sustentó a mis mayores
eternice tu leyenda.

En el arado, en la semilla, en la sombra de esos años, se quedaron los recuerdos para aflorar en la palabra y en su leyenda. Cada surco es sagrado y vive porque late en el corazón del poeta y en aquellos que honran los pasos de los abuelos y sus luchas. Siempre ha sido así para quien, desde niño, ha caminado la llanura con paso firme, con las mismas convicciones y los mismos sueños, y ha sentido de cerca el viento en el rostro, ha oído el canto de los zorzales en algún verano y ha mirado, con melancolía, algún farolito perdido en la inmensidad de las sombras.
Sobre su creación, señala la escritora Ethel Dutra Vieyto: … En Molina todo es juego sutilísimo. Juega con las palabras, con los ritmos, las sonoridades. Juega con el corazón del lector y su propio corazón. Y todo se vuelve “encantamiento”. Un embrujo. Lugar, espacio en que todo se confunde y es uno: la soledad, el mundo exterior, el interior y el silencio.

EL RANCHO

Como manos que se unen para el rezo
su techo primitivo presume
un corazón cristiano donde pone
el campesino albor su primer beso.
Parte entonces la grey y queda opreso
de un fervor casi humano que traspone
su cuerpo de terrón con que dispone
la ternura del pan a su regreso.
Llega la hora nocturnal, serena,
un aroma frutal llama a la cena
mientras reasume su actitud de rezo.
Una gran flor protege su contorno
y en seráfica paz ensaya el horno
tras de la fronda, su postrer bostezo.

También el amor se refugia bajo el techo humilde donde habita el campesino. Es abrigo porque tiene la vida dentro, la paz en el entorno de las cosas, el sueño como dádiva en las noches silenciosas y la plegaria que trae la luz del alba.
Un estudioso de su obra, el catedrático Jorge Hdandoniou, expresa: Molina es un poeta convencido de su misión en la tierra. Es el nombrador de su terruño, de las cosas simples que solemos olvidar en la celeridad de la vida contemporánea. Una voz particular, socavada en profundidades del alma, con la fluidez del pueblo en su enunciado eufórico. Y en su caso hay que incluir al lector-escucha, ya que su verso sale de su pluma y de su elocución y también desde la voz del cantor. Es palabra y música.
Felicidades querido amigo por tu perseverancia y por tu incansable don de crear mundos para otros, para los que vendrán después... Un legado maravilloso que es el orgullo de tus lectores.
El poema “No es verdad”



Hace muchos años (como veinte) yo envié un poema a un concurso en Córdoba, donde obtuve el segundo premio. Al tiempo, como no podía viajar a recogerlo, me mandaron el diploma y varias revistas literarias. En una estaban los ganadores y mi poema "La última mirada". En las hojas siguientes "No es verdad" de Gerardo Molina (autor uruguayo). Me encantó y dejé guardada la revista como todo lo que guardo bajo siete llaves. Cuando empecé a escribir en los blogs en 2009 (tenía como nueve sitios) publiqué ese poema. Pasó el tiempo y el profesor, escritor talentoso Gerardo Molina lo encontró. Yo no lo conocía. Así fue como empezamos a intercambiar libros y versos desde hace ya bastante tiempo. Un ejercicio enriquecedor que deberían hacer todos los autores para darse a conocer, para llegar más lejos, para encontrarse con lectores nuevos. El intercambio: una forma de permanecer y, al mismo tiempo,
de formar parte de una historia con identidad propia.
Hoy, en uno de sus libros, me dedica aquel primer poema maravilloso:


No es verdad
A Luján Fraix
El pozo, la casona
y una maltrecha higuera,
paraísos abuelos,
es todo lo que queda.
¿Es todo?
No es verdad,
cien fantasmas azules
mi morada rodean
y saltan a mi frente
y estallan en mis venas
que se agitan y cantan
con una sangre nueva.
Las lluvias del olvido
no apagan las estrellas.
Gerardo Molina


Un poema con historia, aquella que comienza en 1994 aproximadamente y que llevo en el corazón. Un honor para mí.
Gracias por publicar siempre mis novelas y cuentos en el diario "Hoy Canelones" de Uruguay.
La autora: Luján Fraix es una de las voces más prolíficas y destacadas de la actual novelística hispanoamericana y también notable poeta. Nació en la ciudad de Carcarañá, Algunas de sus obrasLa abuela francesa De Suiza a América-1860; Puerto soledad; El silencioso grito de Manuela; La nodriza esclava Dinastía Tudor-1510-; Querida Rosaura ¿Cuánto dura el amor? La Eternidad; Buenas y Santas… Los hijos olvidados; Licia. Hermana mía. La Revolución francesa-1790-; La última mujer. Biografías y Memorias: El libro de los Recuerdos; Cuentos: Vera Violetta. Cuentos del día después.

Es un poema con historia, aquella que comienza en 1994 aproximadamente y que llevo en el corazón. Un honor para mí.

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Gracias por publicar siempre mis novelas y cuentos en el diario "Hoy Canelones" de Uruguay. 

Un abrazo grande y muchísima suerte en todos tus proyectos.

En otra oportunidad subiré algunos poemas del libro, aunque ya conocen, los visitantes de este sitio, algunos de ellos.

Nuevamente gracias por estar.