Entradas populares
-
La Ventana La ventana está allí ¡cuántos recuerdos guarda! desde el inocente rubor del primer beso hasta el temblor de la primera lágrima....
-
El sol con sus rayos rojos ya no brilla, ya no arde; que está dormida la tarde y está dormida en tus ojos. Al morir, c...
-
Cuando la noche se vuelca sobre las arrugas del tiempo, tu nombre es palabra que quema... Soy ceniza... Diego ...
-
Va una cuarteta para Árbol de Diana. El fotógrafo es un escritor amigo de Quaraí. Cariños, Gerardo.
-
"La poesía es el punto de unión entre el poder divino y la libertad humana." Octavio Paz (México) El s...
-
Un hombre sueña que ama a una mujer. La mujer huye. El hombre envía en su persecución los perros de su deseo. La mujer cruza un p...
-
Cuando era tiempo de invierno, pensaba en dónde estarías; cuando era tiempo de sol, pensaba en dónde andarías. ¡Ahora... tan sólo p...
-
Por el Camino Real iba mi padre -silbo en los labios, luz en la mirada- prestancia campesina, gentilhombre e...
-
. Las mujeres se pintan antes de la noche. Los ojos, la nariz, los brazos, el hueco poplíteo, los dedos de los pies. Se pintan con maq...
-
FELIZ NAVIDAD! ¡FELIZ AÑO 2023! Profesión de Fe Sé sencillo y gentil. Busca en la vida el lado simple y bueno de las cosas. Ve todo con am...
martes, 3 de abril de 2018
Paisaje, de Carlos Grismado
Brama el viento.
Se despedaza el mar en el oleaje.
Descarnado lamento,
grito de la borrasca;
vano, desesperado
como el triste final de la hojarasca.
De la hojarasca que huye
cual esas dos gaviotas remontando
el vuelo en busca de un lejano nido.
Mientras el gris se ahonda en el paisaje
en este atardecer anochecido.
Las barcas aquietaron en el pueblo
ansias de lejanía.
Y en la torva desnudez
elevan temblorosas su concierto
desde un cordaje de melancolías.
Ha comenzado a deslizar la lluvia
por mi ventana su callado llanto;
ajeno, transparente.
Color de la nada como el desencanto.
Y un relámpago azul
-desbocado corcel sin paz ni calma-
implacable y fugaz,
descubre en su destello,
esta cansada soledad del alma.
Carlos Grismado