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domingo, 7 de octubre de 2018

Ejercer la palabra, de Andrés Pierucci


William Maw Egley




Ejercer la palabra en su extensión auténtica,
con su fuerza remota y su color exacto,
con la voz desprovista de señales oscuras,
con la voz insurrecta ante otras nocivas.
La palabra, cualquiera, siempre ha de ser la misma,
la variante es la forma de ser utilizada;
lo distinto es realmente lo que dicen o callan
las palabras iguales. Con un mismo sonido
se hiere o cicatriza, se aprende o se desprende,
se agoniza o se inspira.
Ejercer la palabra es un acto de hondura,
sentirse responsable desde la primera sílaba;
no marchitar el sueño o el espíritu del verso,
agitando la frase hasta hacerla visible.
Orientar la palabra, rodearla con los nexos
que asimilen su encanto o su dureza innata;
trabajarla a cansancio, darle una faz prolija,
vaciarla de tapujos y ofrecerla, desnuda.
Ejercer la palabra y cuidarla de todo,
del silencio imprudente, del instinto insensible.
de la ponzoña inerme de los ojos incrédulos.
Pensarla, como un hijo o como a los consejos,
arrimarla hasta el alma y escuchar sus latidos.
Ejercer la palabra entre libros o nubes,
darle, una forma única, liberarla de hábitos;
construirla dichosa o consagrarla triste,
cercarla de fulgores o sombras necesarias.
Es mucho lo que se piensa y explica por sí misma,
ya es demasiado abrirla y exponerla ante el mundo.
Ejercer la palabra desde cimas o abismos,
desde la paz amiga o desde la locura;
lo importante es cuidarla, desearla, simplemente,
cual si fuera el indicio de nuestra trascendencia.

Andrés Pierucci

de "La noche a tu costado"

domingo, 23 de septiembre de 2018

Almafuerte y Oda al árbol, de Gerardo Molina




Hace un tiempo recibí estos dos libros del gran escritor y poeta GERARDO MOLINA (Uruguay)

ALMAFUERTE y otros estudios literarios reúne en un trabajo arduo el análisis de la obra de otros autores. GERARDO MOLINA es poeta, ensayista y docente, es por eso que intenta, a través de sus letras, transmitir la idea, el sentimiento y la hondura de la creación del artista. Puede ver sus virtudes, reconocer sus méritos y luego exponer su contenido.

G.Molina analiza perfiles y personalidades: Almafuerte, prócer de las letras americanas, Pablo Neruda, aspectos biográficos y poemas, Oscar Guiñazú Álvarez y los Encuentros de Poetas.

Seguramente existe mucho por descubrir en este texto maravilloso que enriquece la cultura, que nos permite conocer y crecer como autores para entender un poco más los mecanismos del arte y de las letras. Un oficio para nada fácil.

ODA AL ÁRBOL es un poemario entrañable que tiene mucho que ver con su autor: la nostalgia, los afectos, la vida, el ayer. El árbol escolta su viaje y va dejando huellas visibles del tiempo.

EL RANCHO

Como manos que se unen para el rezo
su techo primitivo presume
un corazón cristiano donde pone
el campesino albor su primer beso.

Parte entonces la grey y queda opreso
de un fervor casi humano que traspone
su cuerpo de terrón con que dispone
la ternura del pan a su regreso.

Llega la hora nocturnal, serena,
un aroma frutal llama a la cena
mientras reasume su actitud de rezo.

Una flor protege su contorno
y en seráfica paz ensaya el horno
tras la fronda, su postrer bostezo.

💗

HUELLAS

Estas tierras trabajó
mi padre, joven y fuerte,
antes de irse con Dios...
Tal vez sus huellas encuentre.

Su silbo, quizá su canto
esté en los atardeceres...
Ando y ando sus camino
tal vez sus huellas encuentre.

A los caminos que anduvo
mi padre, suelo volver,
y así, andando, me parece
que camino junto a él.

Gerardo Molina


miércoles, 12 de septiembre de 2018

Mujer en su ventana, de Olga Orozco




























Ella está sumergida en su ventana
contemplando las brasas del anochecer, posible todavía.
Todo fue consumado en su destino,
definitivamente inalterable desde ahora como el mar en un cuadro,
y sin embargo, el cielo continúa pasando con sus
angelicales procesiones.
Ningún pato salvaje interrumpió su vuelo hacia el oeste;
y allá lejos seguirán floreciendo los ciruelos, blancos, como si nada.
y alguien en cualquier parte levantará su casa sobre el humo
y el polvo de otra casa.
Inhóspito este mundo.
Áspero este lugar de nunca más.
Por una fisura del corazón sale un pájaro negro y es la noche
-¿o acaso será un dios que cae agonizando sobre el mundo?-,
pero nadie lo ha visto, nadie sabe,
ni el que se va creyendo que de los lazos rotos nacen preciosas alas,
los instantáneos nudos del azar, la inmortal aventura,
aunque cada pisada clausure con un sello todos los paraísos
prometidos.
Ella oyó en cada paso la condena.
Y ahora ya no es más que una remota, inmóvil mujer en su ventana,
la simple arquitectura de la sombra asilada en su piel,
como si alguna vez una frontera, un muro, un silencio, un adiós,
hubieran sido el verdadero límite,
el abismo entre una mujer y un hombre.

Olga Orozco

miércoles, 27 de junio de 2018

Soneto a la poesía, de Gerardo Molina


Imagen de Víctor Casaravilla Escalada enviada por el autor
Fue nuestro afán de niño conquistarla
y escapa en el intento nuestra vida.
La Vida fluye de la azul herida
y no vivimos sino para amarla.


Sentirla y escribirla y adorarla:
irreal, hechizada, presentida,
llegar al lecho donde está dormida
y con un beso leve despertarla.


Imposible, gentil, esquiva, cierta,
en nuestro ser a cada instante abierta
como una blanca flor sobre la herida.


Así, en sueños, soñamos y vivimos
y cuando al fin sintamos que partimos
con ella volveremos a la vida.


Gerardo Molina

Gracias Gerardo Molina por colaborar con esta página. Un abrazo.



viernes, 22 de junio de 2018

Rutina, de Rosa Fasolís




El invierno deporta pájaros.
(Conoce la rutina: sólo eso)
Alguien dibuja un pájaro; alguien
guarda la memoria del dibujo
en una hoja secreta.
Los que caminan con apuro piensan:
ya vendrán.
(Conocen la rutina: sólo eso).
Sin embargo
alguien, en algún lugar,
dice la oración por el regreso,
prefigura el anatema.

Alguien
a pesar de todo
quiebra la rutina y se detiene
a leer un pájaro
a mirar el vuelo de un poema.

Rosa Fasolís
Del libro "Sacramento y ceniza"

martes, 19 de junio de 2018

Postreras tibiezas, de Eva Falótico Gandolfi





Se aleja Abril tras la cortina roja
de la hojarasca que conmueve el viento...
Semeja un vaporoso monumento
a la fronda vencida... a cada hoja.

Se aleja Abril. Acaso la congoja
-mano fría que amustia el sentimiento-.
torna fosco el cristal del firmamento
vierte la lluvia que a la tarde moja.

Y medroso, cual tímido venado,
esconde Febo su fanal sagrado
tras el brumoso tul de la tormenta.

Mientras la noche bruna se acrecienta 
y anuncia el bronco trueno el vis del rayo:
se gesta el frío amanecer de Mayo.

Eva Falótico Gandolfi

sábado, 16 de junio de 2018

Otra primavera, de Juan R. Jiménez




Hiere el agua un remo y saca luz... Todo el agua, en torno, chispea, como una pedrería, tierra aún, rodeada de finos sauces derramadores de una reciente gracia verdeamarilla.

El aire, sobre el agua  y entre los chopos, leve encierro, ¡da un anhelo de nadarlo también, de pasarse del agua a él, de volarlo!

¡Nadar, volar, solo! Cruzan mariposas verdeblancas, que parecen nacidas ahora mismo de las espinas tiernas, de la espuma, del alma. La barca va, suaves, sola, como un sueño, abajo. Arriba, solas, lentas, van las nubes, como un  sueño...

Juan R. Jiménez

jueves, 24 de mayo de 2018

Japonismo, de Verónica Calvo



Japonismo, de Verónica Calvo.
Un libro especial como su autora. Ya había leído Las pequeñas esencias hace un tiempo pero siento que Japonismo es diferente. En sus primeras páginas despliega toda una clase magistral:

Japonismo establece el tanka como eje principal de esta obra debido
a que en su estructura encontramos la figura, bien del haiku,
o del senryu.

Nos deja su impronta en cada verso pero también un halo de esperanza, de luz y naturaleza plena. Japonismo es brillo y Verónica, gran poeta, nos enseña desde su perfil de autora sobria, inteligente, talentosa... toda la magia de la poética que yo especialmente conocí hace tiempo a través del estudio de las obras de Mario Benedetti.

Los libros de Verónica son "joyas" para atesorar porque tienen, en mi forma de ver, lo que muy pocos libros pueden lograr: permanencia. Yo sé que con el tiempo la buena literatura es aquella que nos espera para seguir aprendiendo porque la excelencia en el arte nos enseña, nos emociona y nos supera desde la profundidad de la palabra y a través de la belleza y su mensaje.

Algunos ejemplos


Lluvia de estío
calma la sed del campo
vuelve la vida

Agua salada
bailas entre corales
espuma blanca

Agua que fluye
adormece las penas
con su murmullo

Campos de escarcha
marchitan esperanza
brotes de vida

Soy japonesa
piel de nácar y seda
amo los Haikus

V.Calvo

El libro lo pueden encontrar en este enlace

Casa del Libro


lunes, 7 de mayo de 2018

Cuartetas, por Gerardo Molina




Va una cuarteta para Árbol de Diana.
El fotógrafo es un escritor amigo de Quaraí.
Cariños, Gerardo.


sábado, 5 de mayo de 2018

El rostro del viento, de H. Ak´abal






El rostro del viento
traía la palidez del miedo
y se desplomó contra la pared
del fondo de la casa.

-¿Cuál es tu mensaje?-
le preguntó la abuela.

-El aguacero es fuerte-dijo
y en la cumbre
el río perdió sus señas,
ahora viene arrastrando
todo lo que encuentra
en su camino.

El viento siguió corriendo
con la misma voz
por las asustadas calles
del pueblo que atardecía.

H. Ak´abal


jueves, 26 de abril de 2018

Olvido, de Daniel Bellucci


Vendrá el olvido
       a recostarse en el muro de mi piel.
Traerá un himno de perdón
                    ciego, helado.
Y una rosa inexistente
con un rostro vacío
                     aprisionado en el viaje.

Llegará a mi almohada
                      entre sollozos,
y al alba,
         seguramente,
beberá el reposo.
          Apuñalando
          el brillo de tu máscara.

Olvido que deshojas memorias,
                      llora, dulcísono llanto.
Muda máscara en el jardín de sueños
de aquella flor muerta de distancia.

Daniel Bellucci

Poema, de Delia Chinellato




Destruiría mis días, hilachas inservibles,
y empezaría otra vez.
Sería hoja, pluma, aroma... humo
para que el viento me llevara en su suspiro.
Me volvería nómade, imprevisible, demente,
loca, loca, loca...

¡Ah... si pudiera arrojarte y vivir...
incólume cordura!


Delia Chinellato

martes, 24 de abril de 2018

Árbol de Diana, de Alejandra Pizarnik



I

He dado el salto de mi alba.
He dejado mi cuerpo junto a la luz
y he cantado la tristeza de lo que nace.

II

Estas son las versiones que nos propone:
un agujero, una pared que tiembla...

III

sólo la sed,
el silencio,
ningún encuentro

cuídate de mí amor mío
cuídate de la silenciosa en el desierto
de la viajera con el vaso vacío
y de la sombra de mi sombra.



Alejandra Pizarnik

---De Árbol de Diana (1962)


lunes, 23 de abril de 2018

Caminando mi barrio, de Elsa G. de Pérez



Una luciérnaga encendida pone luz ante mis ojos, es éste el momento de violetas y de sombras. Es también el anochecer de mi vida.

Se oye distante la música alegre del carrusel.
Concentrada bajo la verde presencia de los tilos adormecidos, entré a la ermita y estuve un momento muy cerca de mi madre.

Es éste mi barrio. Silente y bullicioso, mi barrio, el que yo quiero. A veces me parece que en un instante se pudiera vivir la eternidad. El cielo generoso ofrece el coloquio de las primeras estrellas haciendo guiños a la luna indiferente.

Mientras tanto yo, pasajera de la vida, camino aplastando el colchón de hojas herrumbradas de árboles que no son perennes y cubren el suelo. Ese suelo que alguna vez tapicé con mis sueños compartidos. Es mi barrio. Lugar donde crecieron mis niños y por donde caminan mis nietos, en él coseché sonrisas y bebí lágrimas y en él me quedaré hasta llegar al final de mi destino cuando ya no puedan reflejarme los espejos.

Elsa Gervasi de Pérez

viernes, 13 de abril de 2018

¿Para quién escribo?, de Vicente Aleixandre




¿Para quién escribo?, me preguntaba el cronista, el periodista
o simplemente el curioso.

No escribo para el señor de la estirada chaqueta, ni para su bigote
enfadado, ni siquiera para su alzado índice
admonitorio entre las tristes ondas de música.

Tampoco para el carruaje, ni para su ocultada señora
(entre vidrios, como un rayo frío, el brillo de los
impertinentes).

Escribo acaso para los que no me leen. Esa mujer que
corre por la calle como si fuera a abrir las puertas
a la aurora.

O ese viejo que se aduerme en el banco de esa plaza
chiquita, mientras el sol poniente con amor le toma,
le rodea y le deslíe suavemente en sus luces.

Para todos los que no me leen, los que no se cuidan de
mí, pero de mí se cuidan (aunque me ignoren).

Esa niña que al pasar me mira, compañera de mi
ventura, viviendo en el mundo.

Y esa vieja que sentada a su puerta ha visto vida,
paridora de muchas vidas, y manos cansadas.

Escribo para el enamorado; para el que pasó con su
angustia en los ojos; para el que le oyó; para el que
al pasar no miró; para el que finalmente cayó cuando
preguntó y no le oyeron.

Para todos escribo. Para los que no me leen sobre todo
escribo. Uno a uno, y la muchedumbre. Y para los
pechos y para las bocas y para los oídos donde, sin
oírme, está mi palabra.

II

Pero escribo también para el asesino. Para el que con
los ojos cerrados se arrojó sobre un pecho y comió
muerte y se alimentó, y se levantó enloquecido.

Para el que se irguió como torre de indignación, y se
desplomó sobre el mundo.

Y para las mujeres muertas y para los niños muertos,
y para los hombres agonizantes.

Y para el que sigilosamente abrió las llaves del gas y la
ciudad entera pereció, y amaneció un montón de cadáveres.

Y para la muchacha inocente, con su sonrisa, su corazón,
su tierna medalla, y por allí pasó un ejército de
depredadores.

Y para el ejército de depredadores, que en una galopada final fue a hundirse en las aguas.

Y para esas aguas, para el mar infinito.

Oh, no para el infinito. Para el finito mar, con su limitación
casi humana, como un pecho vivido.

(Un niño ahora entra, un niño se baña, y el mar, el
corazón del mar, está en ese pulso.)

Y para la mirada final, para la limitadísima Mirada Final,
en cuyo seno alguien duerme.

Todos duermen. El asesino y el injusticiado, el regulador
y el naciente, el finado y el húmedo, el seco
de voluntad y el híspido como torre.

Para el amenazador y el amenazado, para el bueno y el
triste, para la voz sin materia
y para toda la materia del mundo.

Para tí, hombre sin deificación que, sin quererlas mirar,
estás leyendo estas letras.

Para tí y todo lo que en ti vive,
yo estoy escribiendo.




Vicente Aleixandre


viernes, 6 de abril de 2018

En los abismos del alma, de Brenda Beauvoir




















No me dejes caer...
en los abismos huecos del alma.
Es tiempo de cerezos
y rojas hojas en el huerto
Soñemos el sueño muerto
entre el polvo y la harina
Hay un país de blancas casas
y súbditos desolados que aguardan...
Entre la cruz lejana y solitaria
la gris niebla tras las espaldas
Los hondos días
de negras y oscuras noches
Entre el invierno azotando...
Y las manos...
entre el humo y el leño.
Recuerdas?...
o fue sólo un sueño hostil y siniestro
de navíos locos y ebrios...
En el alma y el tiempo
de los abismos huecos.

BRENDA BEAUVOIR. de "Voz de Ausencia".

martes, 3 de abril de 2018

Paisaje, de Carlos Grismado














Brama el viento.
Se despedaza el mar en el oleaje.
Descarnado lamento,
grito de la borrasca;
vano, desesperado
como el triste final de la hojarasca.
De la hojarasca que huye
cual esas dos gaviotas remontando
el vuelo en busca de un lejano nido.
Mientras el gris se ahonda en el paisaje
en este atardecer anochecido.

Las barcas aquietaron en el pueblo
ansias de lejanía.
Y en la torva desnudez
elevan temblorosas su concierto
desde un cordaje de melancolías.
Ha comenzado a deslizar la lluvia
por mi ventana su callado llanto;
ajeno, transparente.
Color de la nada como el desencanto.

Y un relámpago azul
-desbocado corcel sin paz ni calma-
implacable y fugaz,
descubre en su destello,
esta cansada soledad del alma.

Carlos Grismado


miércoles, 28 de marzo de 2018

Filigranas de humo, de Alba Córdoba




















Tiembla la noche húmeda
en el vértice frío de tus labios,
la lluvia imprime filigranas de humo
en el nácar soleado de tu cuerpo,
te alejas con el aire
para ahogar en las sombras
mi mirada.

Alba Córdoba


jueves, 15 de marzo de 2018

Fuego mudo, de Mario Benedetti





A veces el silencio
convoca algarabías
parodias de coraje
espejismos de duende
tangos a contrapelo
pregones de la muerte
sed y hambre de vos

pero otras veces es
solamente silencio
soledad como un roble
desierto sin oasis
nave desarbolada
tristeza que gotea
alrededor de los escombros
fuego mudo.


Mario Benedetti


lunes, 19 de febrero de 2018

Sintonías del corazón, de María Alejandra Polo




Hace unos días recibí el libro:
 Sintonías del corazón de María Alejandra Polo
-Poemas y reflexiones-

En sus páginas transmite sentimientos puros, el amor como motor único y vital que nos acerca a la esencia fundamental del ser. Todos necesitamos transitar caminos en su búsqueda para sentirnos plenos, felices... pero sabemos que existen pruebas a las que inevitablemente nos debemos someter: encuentros, tristezas, alegrías, desamor, soledad... Nada es fácil y ella habla a través de sus versos de vivencias auténticas y superadoras que son espejos de su alma sensible. Esas palabras nos humanizan aún más para dejarnos mensajes, enseñanza y espiritualidad.

El dolor ayuda a crecer, el error a superarnos... El amor a ser mejores cada día.

Gracias María Alejandra por tus letras y por tus consejos y palabras de estímulo.

Primero quiero publicar este poema que muchas veces busqué y que vengo a encontrar en el libro de M.Alejandra.

El amor es sufrido, es benigno;
el amor no tiene envidia,
el amor no es jactancioso,
no se envanece;
no hace nada indebido,
no busca lo suyo, no se irrita,
no guarda rencor;
no se goza de la injusticia,
mas se goza de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree,
todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser.

(1 Corintios 13, 4-8)

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AMOR, NO TE VAYAS

Amor, no te vayas,
no me abandones,
no me dejes sola.
Si te vas,
se irá contigo mi amor y...
¿Qué quedará conmigo?
Un vacío inmenso...
y la soledad volverá a atormentarme
con sus juegos sin sentido.

Amor, no te vayas,
quédate conmigo,
junto a mí,
así podré seguir jugando contigo
este juego con sentido.
Este juego al que apostamos todo al AMOR
y que estoy segura
que nunca vamos a perder esta partida,
porque el AMOR es la llama
que nos mantiene vivos
y sin él no somos nada.

4 de mayo de 2008

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REFLEXIONES

La poesía es el fiel reflejo de nuestros sentimientos
y la magia se produce cuando podemos expresarnos por
medio de ella.

Aprende a ser feliz contigo mismo
para poder ser feliz con los demás.

El pasado nos hace reflexionar
para que en el presente
logremos forjar un futuro
mejor que él.

Si todo lo vivido valió la pena ser vivido, entonces
todo lo vivido vale la pena ser recordado.

Mi mirada es el reflejo del amor con que me miras.

La vida es un sube y baja de emociones.

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Lo pueden encontrar en EDITORIAL DUNKEN (papel)

https://www.dunken.org/WEB2014/index.php?opt=2&id_titulo=16161


sábado, 17 de febrero de 2018

Abraza..., de Pamela Labatut















Abraza la soberbia que hay en ti, 
porque detrás de ella hay un niño no querido.
Abraza la exigencia que hay en ti, 
porque detrás de ella hay un niño que no ha sentido el Amor.
Abraza la ira y el enojo que hay en ti,
 porque detrás de ella hay un niño abandonado.
Abraza al solitario que hay en ti,
 porque detrás de él hay un niño excluido y discriminado.
Abraza el desgano, la apatía, la falta de sentido, porque... 
detrás de todo esto, está tu niño padeciendo ser quién no es...
Abraza el dolor que hay en ti, porque detrás de él hay un niño lastimado.
Los niños que habitan dentro de nosotros,
están empezando a manifestarse y esta vez no paran hasta ser escuchados...
Por favor, desde lo más profundo de mi corazón te pido,
no los silencies más...
Aprender a integrarlo, a comprenderlo, a abrazarlo, a liberarlo, 
devolverlo a la vida, esta es la tarea de hoy, 
te aseguro que es el Camino para que tu Divinidad baje a la Tierra.
Baja por favor a la Tierra...
~ Pamela Labatut


domingo, 11 de febrero de 2018

La poesía, de Liliana Bodoc















Recuerdo muy bien aquel mundo de agua donde empezó mi vida. 

Lo recuerdo porque puedo imaginarlo, porque puedo conjeturarlo. 
Ese mundo de agua, redondo y sin fondo, donde adquirí mi forma 
fue la metáfora primera que conocí. 
Y el canal entre mi madre y yo, fue el primer verso.
Porque la poesía es una conjetura acerca de lo inefable. 
Un modo, quizás el único, de acercarse a las quimeras.
Recuerdo también el día en que mi madre se quedó parada 
a mis espaldas, mientras yo subía las escaleras de la mano de una mujer vestida con guardapolvo blanco. 
La mujer me dijo que no llorara, que iba a enseñarme a dibujar la letra m. Entonces, llegó de nuevo la poesía. 
Y entendí que el lenguaje puede ser la extensión del regazo materno.
También recuerdo cuando ocurrió al revés, y fue mi propio vientre 
una metáfora de agua.
Puedo recordar cuando yo fui la madre detenida a espaldas de mi niña. Aquella vez, regresó la poesía a explicarme los sentidos del tiempo.
Hoy recuerdo mi muerte.
Puedo recordarla porque puedo imaginarla, puedo conjeturarla.
Si en ese trance consigo aceptar que es nuestro deber dejar sitio a los otros, entonces la muerte no será más que la mejor metáfora del amor.

©Liliana Bodoc

Escritora argentina recientemente fallecida.

miércoles, 7 de febrero de 2018

Descorazonado, de Noelia Barchuk











He perdido mi herradura
aquella de la buena suerte,
no sé por cuál páramo olvidado
sospecho que con ella se ha quedado
mi viejo corazón maltrecho.
Inicio la búsqueda ansioso
aunque poco crea en el encuentro
igual he de jugarme entero
por mi porción de cielo.
No detengo el galope
doliéndome fuerte los cascos,
miro por todas partes
con ilusión de hallarlos.
Recorrido tanto llano
sin aliento voy quedando
y de los ojos brota algo
que los humanos nombran llanto.
Al fin llegan noticias
con el viento del ocaso:
la herradura la han alzado
y al corazón lo enterraron.


Noelia Barchuk

MENCIÓN DE HONOR en el certamen literario provincial "Alfredo Veiravé" 2004.

De----Megustaescribir

http://www.megustaescribir.com/obra/46340/descorazonado


domingo, 28 de enero de 2018

De Loco de belleza, de Felipe Aldana



 Lucy Campbell
















Hablábamos bajo los árboles
umbrosos
donde conversan las nieblas

tan
suave
como una lágrima
descendió la noche

del azar
tomó cuatro palabras
las puso de corral
contra los vientos

y esperó una vida
que el infinito
quedara dentro.

Felipe Aldana
De Loco de belleza



sábado, 20 de enero de 2018

Clara, de Fernando Giucich




Este libro se llama CLARA y me lo obsequió un amigo de facebook Fernando Giucich.

Fernando Giuchich nació en Asunción (Paraguay) y reside en Buenos Aires desde 1969. Cursó abogacía y Comercio exterior. Integró la redacción de periódicos estudiantiles y colaboró en la redacción de libretos para audiciones radiales sobre crítica cinematográfica.

CLARA es su primer libro y encierra una selección de poemas escritos entre 1980 y 2005.

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Los poemas que integran esta antología son verdaderas imágenes y sentimientos que nos acercan a nuestra esencia: el yo interno. Y es ahí donde podemos experimentar la sensación de nostalgia, amor, paz, descontento, hermandad... Cada obra es en sí misma un espejo de la realidad que vemos a diario  y que nos sorprende, nos moviliza... y como todo artista nos emociona.

LFraix



SECRETOS

Hay un susurro
que me cuenta
tus secretos,
hilvanando en penumbra
dos lágrimas desnudas.
Salí a buscar
tu pálida sonrisa
pero no pude encontrarte.
Estabas no muy lejos,
allá, en la ladera del monte
alumbrada por la luna.
Si te preguntan,
de improviso,
si es amor lo que sientes,
dile a tus amigos
que guarden tu secreto.



PALABRAS

No recuerdo cómo
ni donde.
Fue en la estepa
congelada de una tarde
de invierno.
Escuché las palabras
entretejidas con el ruido
de los bocinazos implacables.
Era cierto.
Tan cierto
como el hijo
que estremece mi conciencia.
Me derrumbé
entre mis propios escombros
aterido por el temor
de seguir viviendo,
de seguir mintiendo,
de morir atrapado en la vorágine
de las horas sin tiempo.
Y en ese ritual
de los murciélagos negros,
me di cuenta
que estaba solo,
muy solo,
hablando a las paredes.

Fernando Giucich

Clara
Poemas escondidos y otras locuras.

viernes, 19 de enero de 2018

Fantasmas, de Gerardo Molina













Una claridad de lluvia
lunada, sobre los campos
parece nieve la brisa,
parecen de oro los pájaros.
Arriba, las Tres Marías
luz de mi silencio, abajo.

En el cristal de la senda
tu fantasma y mi fantasma
retratados.

El tiempo le pone alas
al humo de mi cigarro
y hay un viajero celeste
que a un horizonte gitano
se lleva las Tres Marías...

Cambia el silencio, la brisa
y hasta el color de los pájaros.
En el cristal de la senda
ha quedado mi fantasma
solitario.


Gerardo Molina


domingo, 7 de enero de 2018

Epitafio, de Juan Gelman





Un pájaro vivía en mí.
Una flor viajaba en mi sangre.
Mi corazón era un violín.

Quise o no quise. Pero a veces
me quisieron. También a mí
me alegraban: la primavera,
las manos juntas, lo feliz.

¡Digo que el hombre debe serlo!

Aquí yace un pájaro.
Una flor.
Un violín.



Juan Gelman



Juan Gelman 
Ganador del premio "Cervantes" en 2007, 
en 1997 el Premio Nacional de Poesía en Argentina,
en 2000 el premio "Juan Rulfo",
en 2004 el Premio Iberoamericano de Poesía "Ramón López Velarde",
en 2005 los premios Iberoamericanos "Pablo Neruda" y "Reina Sofía".

Nació el 3 de mayo de 1930 en el barrio porteño de Villa Crespo (Argentina)




Poemas de Armando Santillán


Obras de Jeannette Woitzik



IGNORO



Ignoro 
por qué persigo la voz de mi padre 
si nunca me enseñó el camino.

Ahora en el suburbio de la vida,
entre árboles
que cubren mi mansedumbre
sigo paso a paso 
el dictado infinito de la sangre.

Despertar en los bosques de la infancia.

No hay regreso posible
donde la niebla determina un rostro.

Instruye el hijo entre las guerras
que afloran por la ingle y los alcoholes,
por la suprema esperanza en la palabra.
Instruye
por previstos segmentos y engranajes,
la herencia de solitarias lluvias.




POEMA



Este vacío desdeña
días acantonados en batallas solitarias,
buscando el ángel que merodeaba en
míticos atardeceres.
Infancia de atrevidos enjuagues
antes de la cena,
cientos de ojos centelleaban
a la vera de árboles agolpados
en la ventana.
Dónde esa inquieta condición de niño.
Breve en la ficción del agua
y el tortuoso sentido de los caminos.
Regresan los miedos.
El ángel ha perdido la voluntad
del encuentro.


Armando Santillán.



sábado, 6 de enero de 2018

De Gustavo A. Bécquer





“El alma que hablar puede con los ojos,
también puede besar
                 con la mirada.”


Gustavo A. Bécquer ( 1836-1870)