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jueves, 29 de diciembre de 2016

Muda, de Enrique Nanti






Si la lluvia tuviese idea
del paradero de sus ojos comunes,
le pediría que me dijera
dónde zozobran esta noche,
desalados en qué sueño respiran,
encallados en qué orilla laten,
desorientados en qué laberinto,
apretados en qué paisaje.

Pero la lluvia es una distancia
que no responde
las preguntas tristes.

Enrique Nanti


Con alma y corazón, de Domingo F. Sarmiento




"Sólo los recuerdos de la infancia y de la adolescencia
reaparecen y reviven
en la vejez del cuerpo
porque ni el alma ni el corazón envejecen."

Domingo F. Sarmiento

lunes, 26 de diciembre de 2016

Definiendo el amor, de Francisco de Quevedo





Es hielo abrasador, es fuego helado.
Es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente al ser amado.
Es una libertad encarcelada
que dura hasta el postrero paroxismo,
enfermedad que crece si es curada.
Este es el niño Amor; éste es su abismo;
mirad cuál amistad tendrá con nada,
el que con todo es contrario de sí mismo.

Francisco de Quevedo
Español (Madrid 1580-1645)

martes, 20 de diciembre de 2016

Tus ojos, de Octavio Paz





Tus ojos son la patria del relámpago
y la lágrima,
silencio que habla,
tempestades sin viento,
mar sin olas,
pájaros presos,
doradas fieras adormecidas,
topacios impíos como la verdad,
otoño en un claro bosque
donde la luz
canta en el hombro de un árbol
y son pájaros todas las hojas,
playa que la mañana encuentra
constelada de ojos,
cesta de frutos de fuego,
mentira que alimenta,
espejos de este mundo,
puertas al más allá,
pulsación tranquila del mar a mediodía,
absoluto que parpadea...

Octavio Paz
Escritor mexicano (1914-1998)


domingo, 18 de diciembre de 2016

A silencios, de Trini Reina





Hay días
en que el cuerpo pide versos.
Desangrarse en palabras,
desnucarse en sílabas,
desmoronarse a párrafos.

Hay días
en que bullen los dedos
en pos de la tinta
o de las teclas
o de la tiza;
y el papel es veleta
vitoreando a la  victoria
y en las afueras el clima conspira
e invita a poesía
y hasta las lágrimas parecen letras.

Pero la razón pierde la razón
en otros afanes.
Y grita a silencios
que está resuelta a cultivarlos
y continúa centrifugándose
en inútiles laboreos
y se agudiza hasta caber
donde jamás le convendría.
Y sin piedad
condena a vacíos tu alma de poeta
y te soslaya
y te afronta
y te usa de diana
y te hiere
y te aplasta
te aplasta
     te aplasta…


©Trini Reina
Marzo de 2013






He querido dedicar esta publicación a mi amiga TRINI REINA a quien conozco desde hace muchos años cuando compartíamos el tiempo entre letras y sueños. Ella es especial, una talentosa poetisa que emociona y nos deja pensando con sus inolvidables poemas.

La pueden encontrar en su blog


Gracias Trini


Soneto, de Francisco L. Bernárdez






Si para recobrar lo recobrado
debí perder primero lo perdido,
si para conseguir lo conseguido
tuve que soportar lo soportado,

si para estar ahora enamorado
fue menester haber estado herido,
tengo por bien sufrido lo sufrido,
tengo por bien llorado lo llorado.

Porque después de todo he comprobado
que no se goza bien de lo gozado
sino después de haberlo padecido.

Porque después de todo he comprendido
que lo que el árbol tiene de florido
vive de lo que tiene sepultado.

Francisco L. Bernárdez (Argentina)


sábado, 17 de diciembre de 2016

Amo, de Marta Santos






Amo tu contorno sutil de lejanías,
tu serena manera de dibujar
distancias,
tus ojos fugitivos, tu eterna melodía
cuando tus voces callan.
Amo tu limpia forma de querer mis espacios,
y tu modo sencillo de ocultar
las palabras,
te amo en el misterio de no alcanzar tu canto
y en los difusos grises de tus brazos
que calman.

Amo el diálogo oculto en paz
contigo mismo
y el extraño silencio
con que a veces me amas.

Marta Santos (Argentina)


jueves, 15 de diciembre de 2016

A Luján Fraix, de Martha E. Darío







A Luján Fraix

El oficio de ser una sombra frágil-legado incansable de ausencias y de encuentros-, merodeando su acostumbrada periferia en el olvidado universo del apenas vivir...

La muchacha tímida, de cabellera lacia y rubia, envuelta en la palidez de un rostro triste y ausente, engarzaba como perlas, prosa y poesía.

Pude verla tras sus ojos oscuros, sumergida en su imaginación, invocando lejanas circunstancias de sus antepasados y tejiendo las historias de su abuela francesa que su padre solía contarle.

Pude verla flotando en sus sueños, escribiendo con su diccionario al lado, con la intención de plasmarse un horizonte color jade, por encima de ella misma.

Mas, de cuando en cuando, la traicionera melancolía la asaltaba como un destello y se adueñaba de su yo inconsciente, transformándola, apagándola... como se apagan los girasoles cuando muere el sol en las tardes de verano...

ESO PARECE QUE FUE AYER

Pero pasó el tiempo y un día-no muy lejano-decidió romper con la esclavitud que la mantenía cautiva de sus deseos más fuertes.

Y eligió ser dueña de sí misma, de aquellas letras que fueron su sostén desde hacía tantos años!

Claro es que sintió el llamado "Talitakum", "niña, levántate y vete", en la palabra del Señor... y decidió cambiar su rumbo hacia nuevas reflexiones con su estilo más firme y definido.

Pisando fuerte, se fue lejos esta vez con su vuelo libre de culpas y cargos, de trampas, de declives, hasta poder palparse ella misma en el horizonte de sus escritos y encontrarse en el destino de la cima.






Tras el asombro de la duda,
nace la certeza.
Por ello,
sólo necesitabas
ser dueña de ti misma;
salirte de la nada,
y ahondar en el abismo;
mecer tu soledad
y caminar los pasos del tiempo.

Sólo necesitabas...
comprender lo que querías,
liberarte de interrogantes
y dejar de ser la prófuga
de tus propias palabras.

Sólo necesitabas...
regar tus anhelos,
sobre las hojas en blanco
mirándote el alma por dentro...

Sólo necesitabas...
liberarte de los miedos
y romper con los prejuicios
que paralizan los sueños...

Sólo necesitabas...
recomponer tus alas
y aletear hacia el azul
en búsqueda de cimientos nuevos
para refugiarte en las palabras
de tu propio yo auténtico.

Martha Eloísa Darío
Mayo, 2001


Esta "joya literaria" la guardo como un tesoro pues me la ha dedicado mi amiga y compañera del Taller "Encuentros" hace años Martha E. Darío ( bisnieta del célebre escritor nicaragüense RUBÉN DARÍO).

Me sentí muy honrada de que ella me haya obsequiado estas palabras; un ser admirable, humilde, encantador, una hermosa persona que conocí y con la que tuve el placer compartir tardes inolvidables en el Taller. 

Fue una de las épocas más felices de mi vida en donde aprendí mucho sobre escritura pero también lecciones de vida. A Susana (profesona y amiga) le debo lo que soy (mucho o poco, no sé...) pero ella fue artífice de un destino que yo ya había marcado desde mis 8 años pero que ella se encargó de orientar, de sostener, de enriquecer...

Gracias Martha, un honor para mí recordar este poema.



miércoles, 14 de diciembre de 2016

Cuando llegues a amar, de Rubén Darío




      Cuando llegues a amar, si no has amado,
      sabrás que en este mundo
      es el dolor más grande y más profundo

      ser a un tiempo feliz y desgraciado.
      Corolario: el amor es un abismo
      de luz y sombra, poesía y prosa,
      y en donde se hace la más cara cosa
      que es reír y llorar a un tiempo mismo.

      Lo peor, lo más terrible,
      es que vivir sin él es imposible.

      - Rubén Darío

lunes, 12 de diciembre de 2016

Nada, de Oscar López




Nada hay esta tarde
que recuerde
una porción de risa
o una esperanza,
hay una sombra de olvidos,
sólo olvidos
y un pasaporte
sin sol y sin mañana...
Nada hay esta tarde
sólo
el tiempo
que se lleva en silencio
mi palabra.

Oscar A. López (Argentina)

jueves, 8 de diciembre de 2016

La guitarra, de Federico García Lorca






Empieza el llanto
de la guitarra.
Se rompen las copas
de la madrugada.
Empieza el llanto
de la guitarra.
Es inútil callarla.
Es imposible callarla.
Llora monótona
como llora el agua,
como llora el viento
sobre la nevada.
Es imposible callarla.
Llora por cosas lejanas.
Arena del Sur caliente
que pide camelias blancas.
Llora flecha sin blanco,
la tarde sin mañana,
y el primer pájaro muerto
sobre la rama.
Oh guitarra!
Corazón malherido
por cinco espadas.


Federico Garcia Lorca

domingo, 4 de diciembre de 2016

Poema 10, de Pablo Neruda







Hemos perdido aun este crepúsculo. 
Nadie nos vio esta tarde con las manos unidas 
mientras la noche azul caía sobre el mundo. 

He visto desde mi ventana 
la fiesta del poniente en los cerros lejanos. 

A veces como una moneda 
se encendía un pedazo de sol entre mis manos. 

Yo te recordaba con el alma apretada 
de esa tristeza que tú me conoces. 

Entonces, dónde estabas? 
Entre qué gentes? 
Diciendo qué palabras? 
Por qué se me vendrá todo el amor de golpe 
cuando me siento triste, y te siento lejana? 

Cayó el libro que siempre se toma en el crepúsculo, 
y como un perro herido rodó a mis pies mi capa. 

Siempre, siempre te alejas en las tardes 
hacia donde el crepúsculo corre borrando estatuas.


Pablo Neruda


viernes, 2 de diciembre de 2016

La función del arte, de Eduardo Galeano





Diego no conocía la mar. El padre Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur. Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.

Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de caminar mucho, la mar estalló frente a sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de su hermosura y cuando por fin consiguió hablar, temblando, pidió a su padre:

-¡Ayúdame a mirar!

Cuento de "El libro de los abrazos" de Eduardo Galeano ( Montevideo, Uruguay, 1940)